Desde el inicio de la
nación dominicana en el año 1844 han ocurrido cuatro asesinatos de Presidentes
en el poder. En apenas 97 años tres fueron víctimas de acechanzas y uno de
ellos fusilado sin que mediara ningún juicio de por medio. Cabe resaltar que desde
1961 hasta la fecha no han ocurrido semejantes incidentes, aunque sí ha habido
aprestos, confesados por los complotadores, como en el caso del extinto Joaquín
Antonio Balaguer Ricardo.
JOSÉ ANTONIO SALCEDO Y
RAMÍREZ (PEPILLO)
General José Antonio
Salcedo y Ramírez (Pepillo), 1816-1864, nacido en Madrid, España, de padres
dominicanos que se establecieron allí en 1815. Salcedo y Ramírez (Pepillo) fue
el general que encabezó la guerra civil que tuvo como único fin la
restauración de la República Dominicana. Asumió la presidencia el 14 de
septiembre de 1863, fue apresado por militares en octubre de 1864 y mandado a
fusilar sin que ningún tribunal de justicia o militar lo juzgara el 10 de
octubre de ese mismo año. La orden fue impartida por el general Gaspar Polanco
quien le sucedió en la presidencia. En la provincia San Fernando de Monte
Cristi se encuentra la ciudad Pepillo Salcedo, llamada así en su honor.
ULISES HILARIÓN HEUREAUX
LEBERT
Ulises Hilarión
Heureaux Lebert conocido como Lilís (1845-1899) fue un militar y político
dominicano. Presidente de República Dominicana desde el 1 de septiembre de 1882
al 29 de enero de 1883, desde el 6 de enero al 27 de febrero de 1887 y
nuevamente desde el 30 de abril de 1889 hasta su asesinato en 1899. Su forma de
gobierno dictatorial condujo al país a la bancarrota, situación que provocaría
una fuerte inestabilidad política y sería la causa principal de la posterior
intervención norteamericana de 1916.
Murió por los disparos
iniciados por Jacobito de Lara, hijo del compadre de Lilís, don Jacobo de Lara.
De acuerdo con el historiador Luis Felipe Mejía en su obra “De Lilís a
Trujillo”, la lista de los conspiradores la encabezaron Horacio Vásquez y Ramón
(Món) Cáceres quien había organizado la conjura en su natal Estancia Nueva.
Otros conspiradores se hallaban en plena adolescencia: Casimiro Cordero,
Pablito Arnaud, Vicente y Blas de la Maza, Doroteo Rodríguez y los hermanos
Ramón y Jacobito de Lara, el último de diez y siete años.
Colaboraron con ellos,
además, los señores Evaristo Nivar y don José Brache, Secretario de la
Gobernación de Moca, quien se encargó de avisarles el momento oportuno para el
tiranicidio. Todos ellos eran expresión de una juventud idealista, quienes
firmes y resueltos, optimistas y desafiantes decidieron en una reunión
vespertina poner fin a la larga noche de opresión que arropaba al pueblo
dominicano. Ni los dineros de los empréstitos, ni sus espías, y mucho menos el
poder militar con que contaba, pudieron impedir su muerte. Con este magnicidio
se comenzó a reivindicar la libertad conculcada.
RAMÓN (MON) CÁCERES.
Ramón Arturo Cáceres
Vásquez (15 de diciembre de 1866-19 de noviembre de 1911) "Món Cáceres".
Fue un político dominicano, Presidente y Ministro de Guerra y Marina de la
República Dominicana. Sus padres fueron Manuel Altagracia Cáceres; y la señora
Remigia Vásquez. Contrajo matrimonio con Narcisa Ureña Valencia. Asesinado por
el general Luis Tejera y un grupo de seguidores del expresidente Horacio
Vásquez el 19 de noviembre de 1911, en los alrededores del balneario de Güibia,
frente a la casa de Francisco J. Peynado.
Su padre, fue un
presidente anexionista que gobernó en 1868 y murió asesinado por órdenes de
Lilís Heureaux.
RAFAEL LEÓNIDAS
TRUJILLO MOLINA
Rafael Leónidas
Trujillo Molina (24 de octubre de 1891-30 de mayo de 1961) fue un militar y
político dominicano. Dictador del país como generalísimo del ejército, gobernó
desde 1930 hasta su asesinato en 1961, por un grupo conformado por Modesto
Díaz, Salvador Estrella Sadhalá, Antonio de la Maza, Amado García Guerrero,
Manuel Cáceres Michel “Tunti”, Juan Tomás Díaz, Roberto Pastoriza, Luis Amiama
Tió, Antonio Imbert Barrera, Pedro Livio Cedeño y Huáscar Tejeda. Murió de
siete balazos en su cuerpo.
Ojalá nunca más en República Dominicana un Presidente tenga que ser asesinado, para eso existen los Tribunales de Justicia.
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