PROBLEMA MIGRATORIO EN LA REPÚBLICA DOMINICANA.



Historia de la emigración haitiana hacia la República Dominicana.


La inmigración haitiana más o menos masiva hacia la República Dominicana comienza propiamente con la ocupación norteamericana en ambos países en los años 1914 y 1924.


Dicha inmigración se produce ante el incremento de la producción azucarera en la República Dominicana, promovida por los Estados Unidos ante los problemas del  cultivo de la remolacha en Europa por el estallido de la primera guerra mundial. Es verdad también que durante la ocupación se utilizó mano de obra haitiana en la construcción de carreteras.


Los infantes de marina de ambos lados se encargaron de proporcionar la mano de obra haitiana necesaria para el corte de caña; de traer esa mano de obra, controlarla y retornarla. 


Al retirarse los Estados Unidos de ambas naciones, siguió la misma práctica siendo sustituidos los marines norteamericanos por miembros del Ejército de ambos lados.    


     

El control fue siempre meramente policial sin cuidar mucho que las condiciones de vida y de trabajo de los contratados fuesen justas y respetuosas de los derechos humanos, produciéndose desde entonces claras conculcaciones de los derechos humanos en la contratación, en la transportación, en los salarios, en las condiciones de los bateyes, en la libertad de movimiento y en el cobro de peajes inadmisibles al salir y al retornar a su país por parte de militares y oficiales de migración.


Con la aparición de la tiranía trujillista, la apropiación de la mayoría de los ingenios por parte del tirano y la existencia de algunos ingenios privados todo siguió igual.


Suprimida la tiranía, y creado el CEA, se produjeron algunas mejoras, sobre todo en la contratación de los braceros, pero tanto el CEA como los ingenios privados en general siguieron descuidando el cumplimiento de fundamentales derechos humanos y laborales de todo inmigrante.

Es justo decir que a pesar del mal trato,  fueron muchos los que se quedaron en la República Dominicana de forma irregular.


Conviene recordar que, a partir de la liquidación de la tiranía (1961), la República Dominicana se convirtió de un país inmigrante en un país emigrante con un fuerte éxodo primero hacia los Estados Unidos y hoy también a diversos países europeos.


En un primer momento la emigración fue ejemplarmente regular pero hoy no son pocos los intentos de emigración irregular Estos hechos le obligaban al Estado dominicano a tener  bien definida política su migratoria, una adecuada y moderna legislación migratoria y un seguimiento cercano de emigrantes e inmigrantes. Tanto más que la República Dominicana es signataria de  convenios internacionales y regionales acerca de la migración. Eso, sin embargo, no sucedió hasta el 2004.


La preocupante inmigración haitiana surge a partir de los años ochenta, al producirse en la República Dominicana el declive de la producción azucarera y abandono del campo, el crecimiento notable del turismo, la multiplicación de las zonas francas, la creciente economía de servicios y la conversión rápida de una  nación predominantemente agrícola y campesina en un país urbano; y al mismo tiempo  al agravarse progresivamente la situación económica, política y social de Haití con acelerados índices de desorden, desorganización, desabastecimiento, descomposición social y política, tráfico de drogas, violencia y por consiguiente inseguridad ciudadana, no obstante la presencia de militares y policías enviados por la ONU con miras a imponer el orden  y la paz.


La conjunción de todas estas causas ha ido produciendo un éxodo masivo incontenible, de tal modo que, a excepción de las zonas francas, hoy los haitianos, que antes se ubicaban casi exclusivamente en los bateyes, son vistos ahora no sólo en ellos sino también en todo tipo de agricultura, en la construcción privada y en las obras públicas, en el sector informal de servicios (en concreto en el doméstico), en la industria y el comercio, (sobre todo ambulante), en los hoteles y hasta en la mendicidad organizada.


No faltan personas y grupos que irresponsablemente proclaman que la República Dominicana debe asumir  casi en solitario el sacar a Haití de su situación. Hasta se asegura que defienden que ambas naciones deben  fusionarse en una sola, solución que ambos pueblos rechazan.

          

Es triste que el éxodo haitiano hacia la República Dominicana, esté siendo fomentado por redes de tráfico humano y grupos que actúan sin tener en cuenta la situación humana de las personas y la situación del país. 


Status de Ilegalidad de los inmigrantes Haitianos.


Según las autoridades de migración han señalado que alrededor de 3,500,000 a 4,100,000 haitianos se encuentran en territorio dominicano, y sólo 5% de ellos posee documento de identidad, uno de los principales problemas de este sector de la población residente en la situación de irregularidad permanente en que viven. Un gran número de haitianos vive en la República Dominicana por 20, 30 años o más sin llegar a tener un status legal.   


Muchos países, después de largos períodos de residencia, otorgan la ciudadanía, otros países reconocen, por lo menos, el status de residente permanente, sin embargo, este no es el caso con los haitianos que se encuentran en la República Dominicana. La mayoría de haitianos ingresaron a la República Dominicana sin tener documentos que prueben  su identidad y tampoco se encuentran registrados en la Embajada o Consulado Haitiano, por una parte, no son reconocidos como ciudadanos o residentes dominicanos y por otra después de largos años pierden ellos y sus hijos sus contactos con Haití.


La situación de ilegalidad se transmite a los hijos aún cuando éstos hayan nacido en la República Dominicana, los hijos no tienen documentos porque tampoco los padres lo tienen, es prácticamente imposible obtenerlos, ya sea porque los funcionarios de los Hospitales o de las Oficinas del Registro Civil se niegan a dar una acta de nacimiento o porque las autoridades pertinentes se niegan a inscribirlos en el Registro Civil.


El argumento que normalmente dan los funcionarios gubernamentales es que los padres sólo poseen el documento que los identifica como trabajadores temporales, ubicándolos así en la categoría de extranjeros en tránsito, a pesar de vivir por años en la República Dominicana.


Esta situación debe verse a la luz del artículo 11 de la constitución de la República dominicana que consagra el principio de Jus Solí el que señala que: Son Dominicanos: “Todas las personas que nacieren en el territorio de la República Dominicana con excepción de los hijos legítimos de los extranjeros residentes en el país en representación Diplomática o los que están de tránsito en él.”


El caso de Tesius Pierre: El 5 de Agosto de 1997, Tesius Pierre trató de registrar a sus cuatro hijos menores, presentó al Oficial del Registro Civil los Carnets de identificación que a él y a su mujer les habían expedido el Concejo Estatal del Azúcar (CEA), así como declaraciones o certificaciones de  Hospitales  en  que se  daba fe  del nacimiento  de  sus hijos en la República Dominicana, el Oficial rehusó a registrar los nacimientos, indicando que el solicitante y su mujer no estaban en situación legal, el Oficial rechazó los carnets del CEA como prueba de identidad a los efectos del registro y manifestó que los padres debían tener cédulas dominicanas.


El 11 de Septiembre MUDHA y el CDDH solicitaron ante el Procurador Fiscal del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Judicial de la Provincia de Monte Plata, que autorizara la declaración de 20 niños de la comunidad de Batey Verde  Sabana Grande de Boya; diez meses más tarde el Procurador Fiscal resolvió: “Denegarse la presente solicitud  de declaración tardía de nacimiento, por no estar amparada en la documentación y procedimientos que rige la materia”. 


Durante su visita a la República Dominicana, la Comisión fue informada por las autoridades gubernamentales del Anteproyecto de ley de Migración, ahora ya Ley No. 285-04 Sobre Migración, como se señalamos anteriormente, la constitución estipula que son dominicanas todas las personas nacidas en territorio dominicano, a excepción de las que se encuentran en tránsito.


Los Residentes Temporales y los no Residentes, a la luz de los artículos 35 y 36 de la le No. 285-04, Sobre Migración 


El artículo 35 acredita cuales son los Residentes temporales admitidos en la República Dominicana, los cuales son los siguientes:  


1.     Científico, profesionales, periodistas, personal especializado, deportistas y artistas, contratados por instituciones públicas o privadas que desarrollen actividades en el país.


2.     Empresarios, inversionistas, comerciantes, industriales y personal gerencial de empresas nacionales o extranjeras establecidas en el país, para atender sus negocios  o inversiones.


3.     Técnicos, artesanos y trabajadores de alta calificación en sus oficios.


4.     Religiosos, pertenecientes a iglesias, órdenes o consagraciones reconocidas en el país, que vengan a desarrollar actividades propias de su culto, docentes o asistenciales.


5.     Asilados, políticos conforme la legislación vigente.


6.     Refugiados, conforme la legislación vigente.


7.     Cónyuge e hijos menores por las personas mencionadas en los apartados anteriores de este artículo.


8.     Aquellos extranjeros que, sin es comprendidos exactamente en los apartados anteriores, fueren excepcionalmente autorizados por el Director General de Migración, valorado para ello la actividad a desarrollar y el provecho que pueda  generar ésta para el país.


9.     Extranjeros que ingresen al territorio nacional dotados de una visa de residencia con la obligación de completar dentro del país los procedimientos correspondientes de formalización de la residencia dominicana.


El artículo 36 consagra que son admitidos como no Residentes los extranjeros que califiquen en alguna de las siguientes subcategorías:


1.     Turistas, entendiendo por tales a los extranjeros que ingresen al país con fines de recreo, esparcimiento, descanso o diversión, contando con recursos suficientes para ello.


2.     Personas de negocios, las cuales visitan al país por el motivo de sus actividades empresariales o comerciales así como para evaluar el establecimiento de tales actividades.


3.     Tripulantes y personal de la dotación de un medio de transporte.


4.     Pasajeros en tránsito hacia otros destinos en anterior.


5.     Trabajadores temporeros, entendiendo por tales a todos aquellos extranjeros que ingresan al territorio nacional para presentar sus servicios laborales por un tiempo determinado, y bajo contrato, de forma individual o formando parte de contingentes, por personas físicas o morales que explotan en el país unidades económicas de producción, distribución de bienes y servicios, y de acuerdo a las asignaciones de cuotas y planes de política migratorias que elabore el Consejo  Nacional de Migración. Para los fines de la presente ley, los Contratos Estaciónales de la industria azucarera se reputarán contratos de trabajo por tiempo Determinado.


6.     Habitantes fronterizos de las comunidades fronterizas que desarrollan actividades no laborales, dedicados a faenas de pequeño comercio, entendiendo por tales, a los extranjeros que residen en áreas fronterizas limítrofes al territorio nacional y que ingresan al país dentro de un perímetro de la frontera, debidamente autorizados a realizar actividades licitas y productivas, regresando diariamente a su lugar de residencia.


7.     Personas integrantes de grupos en razón de su actividad deportiva, artística, académica o de naturaleza conexa.


8.     Estudiantes que ingresen al país para cursar estudios como alumnos regulares en establecimientos reconocidos oficialmente.


Dice el párrafo que los no Residentes son consideradas personas en tránsito, para los fines de aplicación del artículo 11 de la constitución de la República.


A que se debe el Problema Migratorio haitiano.


Las consecuencias del número de inmigrante haitiano en el país son de unos 4,000. Es imposible recopilar datos sobre inmigrantes ilegales, específicamente debido a la dificultad de efectuar verificaciones precisas en una frontera de 1,500 kilómetros, incluidos 380 kilómetros de frontera terrestre con Haití. Muchos de los haitianos entran en la República Dominicana ilegalmente lo hacen sólo para eludir problemas económicos, sino por crisis políticas ocasionales, y los efectos de fenómenos naturales como ciclones, factores que crean amplias fluctuaciones en la tasa de entrada ilegal.


Las soluciones a esta migración tienen que empezar por el entendimiento de su verdadera naturaleza, que es económica.


Es mucho lo que se ha dicho a través de los medios de comunicación y los foros internacional es sobre la situación dominico-haitiana, lamentablemente, sin embargo,  casi  nunca  hay  algo  constructivo y  positivo  en  los comentarios, parece que las pasiones  han  obstruido  la razón.  Lo lógico,  entre  personas civilizadas, sería la búsqueda conjunta de soluciones para una vida digna y una relación productiva y armoniosa entre estos maravillosos países, República Dominicana y Haití, vecinas y hermanas, son las patrias que nos han legado nuestros respectivos ancestros; esos que marcaron la Historia Universal por sus ideas de libertad y de igualdad, por su heroísmo y  por su gran sueño de que  seamos  naciones  dignas.  Es  evidente  que  en  el  período  actual,  en  la sociedad dominicana hay un resurgimiento del antihaitianismo, liderado y entretenido por un sector ultra nacionalista, que lleva a la población mensajes constantes de un supuesto peligro haitiano inminente, entre los ejes del discurso  ultra  nacionalista dominicano  hay  algunos puntos recurrentes como lo que llaman “Invasión Pacifica” de haitianos y haitianas, el alegado de que las grandes potencias quieren sustraerse de sus responsabilidades hacia Haití y traspasar así la carga a la República Dominicana y el rechazo a los proyectos en conjunto entre República Dominicana y Haití, ya que según dicen los dos países conocen realidades diferentes.


Lo que invasión pacifica es un término utilizado para manipular y deformar el real motivo de la migración haitiana a República Dominicana, todos sabemos que la constantes migración haitiana, igual que la dominicana hacia Puerto Rico es únicamente y exclusivamente de índole económico, el uso impropio y abusivo del término “Invasión Pacifica”, despierta en cada dominicano (a), naturalmente el sentimiento nacionalista incrustado en él o en ella, del lado haitiano, la reacción es más lenta y tardía.


Entre nosotros, el nacionalismo, automática y únicamente, el refugio y escenario, el lugar desde el que se han emprendido las luchas contra grandes potencias como EEUU, Francia, España. En la mente haitiana, no cabe el nacionalismo como una actitud para la relación entre dos países pobres, dentro de nosotros, es difícil despertar sentimientos nacionalistas u ultra nacionalista con relación a República Dominicana, o Jamaica, u otros países pobres.


Las soluciones a esta migración tienen que empezar por el entendimiento de su verdadera naturaleza, que es económica, las dos naciones, en realidad se han beneficiado de esta migración. Del lado haitiano, construye un escape a tensiones económicas y sociales, pero también del lado dominicano, ha facilitado el desarrollo acelerado de sectores claves de su economía, ahora bien, la pregunta hoy sería es que la República Dominicana ha alcanzado su nivel máximo de capacidad de absorción de la masiva migración haitiana. No  se tiene cifras exactas del número de haitianos (as) en República Dominicana, pero todo parece indicar que Si, que ha tocado los niveles aceptables.


Todo parece indicar que la migración haitiana ha sobrepasado quizás la oferta de empleos de poca cualificación y de los salarios bajos que desde siempre ha sido reservada para ella. Es dentro de este marco que deberíamos propiciar y organizar las negociaciones con el fin de regular el fenómeno con derechos y deberes de lado y lado. Los y las que pretenden poner fin a la migración con violencia o con xenofobia están definitivamente equivocados. Los y las que pretenden que las dos naciones vivan una al lado de la otra, pero de espaldas, van contra las ideas, conceptos y necesidades que rigen el mundo globalizado de hoy y serán obligatoriamente vencidos (as) por el sentido común y el juicio de la mayoría de la población.


Las grandes potencias quieren sustraerse de sus responsabilidades hacia Haití y traspasar la carga a la República Dominicana, este argumento es ilusorio, debido a que Haití no es responsabilidad de Nadie, Haití es la responsabilidad de los haitianos y haitianas, Haití es unas sociedad en movimiento como cualquier otra nación, es una sociedad reclamando a diario en sus luchas, el establecimiento de un nuevo contrato social para la nación, si bien es verdad que reconocer, sin embargo, progresos enormes en la libertad de expresiones y la progresiva estructuración  de los grupos en defensa de las masas desfavorecidas, hay que reconocer que la población tiene ahora conciencia de sus derechos para una mejor educación, una mejor salud, en fin, una mejor vida.


Obviamente las convulsiones violentas en Haití provocan la paralización de inversiones nacionales y extranjeras, causando así alzas en el desempleo, degradación del poder adquisitivo de las masas y de la clase media, y hasta de las élites y otras consecuencias negativas pero que Haití no es carga de nadie, Haití es carga de Haití, y poco a poco su pueblo encontrará el camino hacia el desarrollo, hacia el bienestar. No es fácil esto lo sabemos, pero tampoco es imposible.


Política Migratoria Utilizada por el Gobierno Dominicano.


El actual método del Gobierno comprende una política de reubicación temporal, según la cual el Departamento de Migración puede proporcionar permisos de seis meses a fin de que las personas puedan tomar las medidas necesarias para evitar la repatriación, se ha establecido ese procedimiento porque la mayoría de los haitianos no poseen nunca documentación de identidad ni otros, ni siquiera en su propio país, no están familiarizado con la idea de registro y documentación, el procedimiento también les permite buscar empleo, además, quienes demuestren que llevan 20 años viviendo en el país o tienen parentesco con dominicanos o dominicanas, pueden recibir un trato preferencial.


Debido a la continua inestabilidad política en Haití, ha aumentado el control migratorio en las fronteras, por una reciente decisión presidencial, incrementándose el apoyo logístico con helicópteros y otros medios.


En el discurso pronunciado recientemente por el Presidente de la República Dominicana Dr. Leonel Fernández Reina, en una exposición en el Segundo Seminario de Seguimiento sobre los Lineamientos de la Política Exterior del Gobierno de la República Dominicana, auspiciado por la Secretaria de Relaciones Exteriores expresó que el Estado Dominicano como tal tiene que garantizar mejores condiciones de vida para los haitianos que residen en los bateyes, para evitar que esto sea tomado como pretexto por comunidad internacional para cuestionar al país.


Reconoció que Haití es una prioridad en las relaciones exteriores, no solo por ser vecino fronterizo de la República Dominicana y por que representa una tensión permanente por la masiva migración que se registra hacia el lado dominicano, así como lo que representa para  la imagen nacional en el exterior.


Pero Fernández reiteró que nadie puede cuestionar el derecho soberano que tiene el Gobierno Dominicano de repatriar a cualquier extranjero ilegal en su territorio.


Finalmente insistió en que la República Dominicana es solidaria y quiere contribuir a que ese país supere su situación actual.

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