D. B. Cooper es el
nombre atribuido a un hombre que secuestró un avión Boeing 727 en los Estados
Unidos el 24 de noviembre de 1971, recibió un rescate de 200,000 USD y saltó en
paracaídas desde la aeronave. El nombre que el secuestrador usó para abordar el
avión fue Dan Cooper. Sin embargo, las iníciales «D. B.» se asociaron
permanentemente con el secuestrador debido a un error de comunicación con la
prensa, que tuvo conocimiento de que poco después del secuestro el FBI había
interrogado a un hombre de Portland llamado D. B. Cooper, quien nunca fue
considerado un sospechoso importante.
La forma en la que
Cooper escapó de la justicia así como la incertidumbre sobre su paradero
continúa intrigando al público. El caso de Cooper, cuyo código es «Norjak» en
el FBI, es el único caso de piratería aérea sin resolver en los
Estados Unidos y es uno de los pocos de ese tipo que quedan sin resolver en
todo el mundo junto al Vuelo 370 de Malaysia Airlines.
A pesar del gran número
de pistas que se han encontrado con el paso de los años, no se ha encontrado
evidencia concluyente sobre la identidad del secuestrador y su paradero.
Existen múltiples teorías de lo que pudo haber sucedido tras el salto, pero el
FBI cree que Cooper no sobrevivió. A finales de 1978, cerca del área
donde se cree que aterrizó el secuestrador, se descubrió un cartel en el que había
indicaciones para abrir las compuertas traseras de un Boeing 727. Asimismo, en
febrero de 1980, en las orillas del río Columbia, un niño de ocho años encontró
$5,880 en billetes de 20 que resultaron ser parte del rescate
pagado. El resto del dinero no ha sido recuperado.
En octubre de 2007, el
FBI declaró que había obtenido un perfil parcial del ADN de Cooper a partir de
la corbata que había dejado en el avión. En diciembre de ese mismo
año, la agencia reabrió el caso publicando nueva información y varios retratos
que nunca antes habían sido mostrados al público con el objetivo de tratar de
obtener nuevas pruebas que llevaran a su identificación. En la rueda de prensa,
el FBI reiteró que cree que Cooper murió tras el salto, pero que continuaban investigando
su identidad. El 12 de julio de 2016, la agencia anunció que daba por terminada
la investigación activa en el caso para enfocarse en casos más prioritarios.
Secuestro
El miércoles 24 de
noviembre de 1971, un día antes del día de Acción de Gracias en Estados Unidos,
un pasajero que viajaba bajo el nombre de Dan Cooper abordó un Boeing 727-100
en el vuelo 305 (número de registro de la FAA N467US) de Northwest Orient
(posteriormente Northwest Airlines) que partía del Aeropuerto Internacional de
Portland con destino a Seattle, Washington.
Dan Cooper fue descrito
como un hombre de unos 45 años, con una altura entre 1,78 y 1,83 metros que ese
día llevaba una gabardina negra, mocasines, traje oscuro, camisa blanca,
corbata negra, gafas de sol oscuras y un alfiler de corbata hecho de
madreperla. Se sentó en la parte trasera del avión en el asiento 18C
y después de que la nave despegara, le entregó una nota a la sobrecargo
Florence Schaffner, que se encontraba sentada en un asiento plegable
cerca de la salida trasera, justo a la derecha del asiento de Cooper. Ella
pensó que se trataba de su número de teléfono, por lo que guardó la nota en su
bolsillo sin leer su contenido. Sin embargo, Cooper se le acercó y
le dijo: «Señorita, mejor lea lo que hay en esa nota. Tengo una bomba». En el
mensaje estaba escrito: «Tengo una bomba en mi maletín. La usaré si es
necesario. Quiero que se siente junto a mí».
La nota también pedía
US$200,000 en billetes sin marcar y dos sets de paracaídas (dos paracaídas de
espalda y dos paracaídas de emergencia) y explicaba detalladamente
cómo se debían entregar estos objetos una vez que el avión aterrizara en el
Aeropuerto Internacional de Seattle-Tacoma; si no se cumplían sus demandas,
haría estallar el avión. Cuando la sobrecargo informó a la cabina de
vuelo sobre Cooper y sus demandas, el piloto, William Scott, contactó con el
control del tráfico aéreo de Seattle-Tacoma, quienes a su vez se pusieron en
contacto con la policía de Seattle y el FBI. La agencia se puso en contacto con
el presidente de Northwest Orient, Donald Nyrop, quien pidió a Scott que
cooperase con el secuestrador. El piloto ordenó a Schaffner volver a
la parte trasera del avión y sentarse junto a Cooper para tratar de averiguar
si la bomba era real. Cuando el secuestrador descubrió las intenciones de la
sobrecargo, abrió su maletín momentáneamente, lo suficiente para que ella viera
varios cilindros rojos, una gran batería y cables, convenciéndose de que la
bomba era verdadera. Cooper le ordenó que le dijera al piloto que no
aterrizara hasta que el dinero y los paracaídas estuvieran listos en el
aeropuerto. Schaffner regresó a la cabina para entregar las instrucciones del
secuestrador.
Intercambio de
pasajeros
Después de que las
demandas fueron comunicadas a las autoridades, el avión empezó a sobrevolar el
Puget Sound, un estrecho marítimo cerca de Seattle. Mientras recolectaban el
dinero, los agentes del FBI siguieron las instrucciones de usar solo billetes sin
marcar, pero decidieron usar billetes impresos principalmente en 1969 y con
números de serie empezando con la letra L, emitidos por el Banco de la Reserva
Federal de San Francisco. Asimismo, los agentes pasaron rápidamente los 10,000
billetes de 20 dólares por un dispositivo Recordak para crear una fotografía en
microfilm de cada uno y así grabar los números de serie. Las
autoridades inicialmente pretendían usar paracaídas militares de la Base de la
Fuerza Aérea McChord, pero Cooper especificó que quería paracaídas civiles que
tuvieran cordones de apertura manuales. La policía de Seattle encontró unos
ejemplares como los que exigía el secuestrador en una escuela local de
paracaidismo.
Mientras tanto, Cooper
permaneció sentado en el avión bebiendo un cóctel de bourbon whisky con soda de
limón por el que ofreció pagar. Tina Mucklow, una sobrecargo que permaneció
junto al secuestrador la mayor parte del tiempo, lo describió como una persona
agradable y lo suficientemente considerada para pedir que le dieran comida a la
tripulación después del aterrizaje en Seattle. Sin embargo, los investigadores
del FBI afirmaron que el secuestrador era obsceno y que usaba «malas palabras».
A las 17:24, el control de tráfico del aeropuerto le comunicó a Scott que las
demandas de Cooper habían sido cumplidas. Entonces el secuestrador permitió al
piloto aterrizar. El avión tocó tierra a las 17:39. Posteriormente,
Cooper ordenó a Scott que llevara la aeronave a una sección remota de la pista
y que atenuara las luces en la cabina para evitar a los francotiradores de la
policía. Asimismo, pidió al control de tráfico que enviara a una persona a
entregar los $200,000 y los paracaídas. La persona elegida, un
empleado de Northwest Orient, se acercó hasta el avión y entregó los objetos a
la sobrecargo Mucklow a través de las escaleras traseras. Pocos minutos
después, Cooper liberó a los 36 pasajeros y a Schaffner, pero retuvo al piloto
Scott, a Mucklow, al primer oficial Bob Rataczak y al ingeniero de vuelo H. E.
Anderson.
En ese momento, los
agentes del FBI desconocían las intenciones del secuestrador y estaban
perplejos por su demanda de cuatro paracaídas. Asimismo, se preguntaban si
tendría un cómplice a bordo o si los paracaídas eran para los cuatro miembros
de la tripulación que permanecían con él. Nunca antes había
intentado nadie saltar en paracaídas desde un avión comercial secuestrado.
Mientras la aeronave era reabastecida, un oficial de la Administración Federal
de Aviación que quería explicar al secuestrador las implicaciones legales de la
piratería aérea caminó hasta la puerta del avión y pidió permiso a Cooper para
abordar el avión, pero este se lo negó al instante. Una bolsa de
vapor en el motor del camión con gasolina retrasó el proceso de
reabastecimiento y Cooper empezó a sospechar cuando, después de 15 minutos, no
habían acabado. El secuestrador amenazó nuevamente con hacer estallar el avión,
por lo que los encargados del abastecimiento aceleraron la tarea, hasta
completarla.
De vuelta en los aires
Después del reabastecimiento
y de una inspección detallada del dinero y los paracaídas, Cooper ordenó a la
tripulación despegar nuevamente a las 19:40. También decidió que volaran con
rumbo a la Ciudad de México, a una velocidad relativamente baja de 170 nudos
(320 km/h), a una altitud de 3 000 m (la altitud normal de crucero es entre 7
600 y 11 000 m), con los trenes de aterrizaje desplegados y con 15 grados de
flaps. Sin embargo, el primer oficial Rataczak le dijo que el avión
solo podría volar 1,600 km en esas condiciones, por lo que Cooper y la
tripulación discutieron otras rutas antes de decidir volar hasta Reno, Nevada,
en donde se reabastecerían nuevamente. También decidieron volar en
la ruta Victor, una ruta aérea federal que transcurre al oeste de la cordillera
de las Cascadas. Asimismo, Cooper ordenó a Scott que dejara la cabina
despresurizada, ya que esto evitaría una salida violenta de aire y facilitaría
la apertura de cualquier puerta para saltar en paracaídas.
Inmediatamente después
del despegue, Cooper pidió a Mucklow, quien había estado sentada junto a él,
que volviera a la cabina y que permaneciera allí. Antes de que
pasara tras las cortinas que separaban la primera clase de la clase económica,
la sobrecargo vio al secuestrador atando algo a su cintura. Momentos más tarde,
en la cabina, la tripulación observó una luz intermitente indicando que Cooper
intentaba abrir la puerta trasera de la aeronave. A través del interfono, Scott
le preguntó si había algo que pudieran hacer por él, a lo que el secuestrador
respondió: «¡No!».
Boeing 727, con la
puerta trasera abierta.
La tripulación empezó a
notar un cambio de presión en la cabina. Cooper había abierto la puerta trasera
y había saltado del avión. Esta fue la última vez que se supo de él.
El FBI cree que el salto se realizó a las 20:13 sobre el suroeste del estado de
Washington, ya que a esta hora las escaleras traseras se sacudieron,
posiblemente en el instante en que abandonó la aeronave. En ese momento, el
avión estaba volando a través de una tormenta, y la nubosidad impedía ver el
suelo. Debido a la mala visibilidad, los aviones de caza F-106 que
seguían a la aeronave no se dieron cuenta del salto del
secuestrador. Inicialmente se creyó que había aterrizado al sureste
del área no incorporada de Ariel (Washington), cerca del lago Merwin, 48 km al
norte de Portland (Oregón). Teorías posteriores, basadas en varias
fuentes tales como el testimonio del piloto de Continental Airlines, Tom Bohan
—quien volaba a 1 200 metros sobre el vuelo 305 y 4 minutos detrás del mismo—,
ubican la zona del aterrizaje a 32 km al este de ese punto.
Después de dos horas y
media del despegue en Seattle, el avión, con la compuerta trasera abierta,
aterrizó en Reno a las 22:15. El aeropuerto y la pista fueron
rodeados por agentes del FBI y de la policía local. Tras comunicarse con el
capitán Scott, se determinó que Cooper había abandonado la aeronave y los
agentes abordaron el avión para buscar cualquier evidencia que hubiera dejado,
encontrando varias huellas dactilares, una corbata con un alfiler de
madreperla, dos de los cuatro paracaídas y ocho colillas de
cigarrillos. Sin embargo, no había rastro del maletín del
secuestrador, del dinero, de la bolsa que lo contenía ni de los dos paracaídas
restantes. Las personas que habían interactuado con Cooper a bordo del avión y
en tierra fueron interrogadas para crear un retrato robot. La mayoría de los
testigos proporcionaron la misma descripción, por lo que el FBI estima que el
retrato es una representación fiel de Cooper y lo utiliza en todos los pósteres
en los que se requiere su captura.
Fenómeno cultural
El escape sin
precedentes de Cooper impactó considerablemente la cultura popular. Se han
creado canciones, obras literarias y películas basadas o inspiradas por el
famoso secuestrador. Entre las novelas basadas en el secuestro están Free Fall
(1990), de J. D. Reed; D. B.: A Novel, de Elwood Reid,57 y Sasquatch, de Roland
Smith. Asimismo, se han filmado varias películas y programas televisivos. En
1981, se estrenó The Pursuit of D. B. Cooper, con Treat Williams como personaje
principal y Robert Duvall como el investigador de seguros que lo persigue.
Durante la quinta temporada de la serie NewsRadio, hubo tres episodios
dedicados al misterio detrás del secuestro. En la serie Prison Break, el
personaje Charles Westmoreland (interpretado por Muse Watson), quien
inicialmente niega ser D. B. Cooper, admite ser el secuestrador al final de la
primera temporada. La película cómica de 2004 De perdidos al río gira alrededor
de un grupo de amigos que van en busca del dinero de Cooper. En un capítulo de
la cuarta temporada de Better Call Saul, un delincuente al que Saul Goodman
contrata para su seguridad personal mientras vende celulares es atrapado por la
policía, y asegura que, si escapa de la cárcel, no lo atraparán "como no
atraparon nunca a D. B. Cooper".
Igualmente, se han escrito numerosas canciones, incluyendo «D. B. Cooper», de Todd Snider; «The Ballad of D. B. Cooper», de Chuck Brodsky, y «Bag Full of Money», de Roger McGuinn.
DOCUMENTAL CORTESIA DE HISTORY CHANNEL
No hay comentarios.:
Publicar un comentario